lunes, 23 de diciembre de 2013

reѕυмιendo...

Hay muchas cosas que hacen que estas navidades sean diferentes. Hay otras muchas, que por suerte no han cambiado. Se acaba el año, y todos pensamos cómo nos ha ido, qué hemos logrado, qué hemos perdido... Todos hacemos balance lo queramos o no. Todos nos hacemos propósitos para el año que vendrá.

Son mis primeras navidades sin vacaciones. Eso lo cambia todo. Estoy desorientada... Pero mis vacaciones llegarán en febrero, y una de las cosas que espero de 2014 es lograr por fin lo que siempre he querido. Mi meta durante los últimos 6 años. Sé que cuando eso ocurra estaré más perdida que nunca, pero quiero que llegue, y quiero disfrutar ese momento con los míos ya que el logro también es de todos ellos.

La lotería de navidad este año no nos ha tocado. Pero tampoco han sacado nuestro número en la lotería de la vida, y es algo que me hace sentirme inménsamente afortunada, que hace que valore mucho todo lo que tengo.

Quedan muy pocos días para que la familia se amplíe una vez más, y es la segunda vez de este año. Muchísimas ganas de disfrutar de cerca de la inocencia que me rodea, de la vida en estado puro, de la ilusión y la alegría que transmiten los más pequeños.

Estas navidades también son diferente porque me monté en esa inestable montaña rusa de la que tanto había oído hablar. Eso sin duda es algo que ha marcado mi 2013, la parte de mí que desconocía que se empeñó en subirse en dicha atracción y que cada día me sorprende. No sé si mi vagón saldrá disparado en alguna curva, es un riesgo que estoy dispuesta a asumir...

Personas. Personas que vienen y van, que se quedaron, que siguen y que se fueron. Que se han acercado o alejado de mí. No quiero pensar lo que he perdido sino en lo que voy ganando. Aquellas que siempre estuvieron, las nuevas que llegaron, las que siempre quise tener y ahora tengo, las que me llenan de vida...