A los niños pequeños se le cuentan cuentos al irse a la cama para que se queden dormidos.
El de anoche fue el primer cuento que recuerde que me hayan contado para dormir. No era de miedo pero me quitó el sueño para el resto de la noche.
A los niños pequeños se le cuentan cuentos al irse a la cama para que se queden dormidos.
El de anoche fue el primer cuento que recuerde que me hayan contado para dormir. No era de miedo pero me quitó el sueño para el resto de la noche.
Hace dos años, un jueves de traslado, una persona me dijo que confiara en Ella, que era especial, que me ayudaría. Yo creí sus palabras de principio a fin y desde entonces, Ella es mi guía en cada día que vivo. No fui salesiana. Apenas vivía sus fiestas. Pero después de ese día, he ido descubriendo que siempre estuvo de alguna manera conmigo. Es fácil de explicar.. ELLA LO HA HECHO TODO.
"Tú, mi pilar, transforma mi alma... Trae paz, tráeme calma..."
Te sinceras contigo misma, admites lo que sientes, quitas el freno. El sentimiento que te recorre el cuerpo es precioso, especial... Pero a la vez aterrador. ¿Qué va a pasar si tropezamos? A esta velocidad el desastre puede ser demasiado grande como para no salir herida de por vida.
Baja y vente a verla, hoy se vistió de estreno. Baja y vente a verla, que ya apenas recuerdo.. Vente como siempre. Acompáñanos una mañana más, de esas que no faltan desde que tú ya no estás.
¿Hay algo mejor que un empujoncillo de alguien especial justo cuando lo necesitas? Parece involuntario y casual, pero también puede ser que importes más a esa persona de lo que pensabas. En cualquier caso te arregla el día, te da pilas. Entra en ti como un soplo de aire limpio, como una llama de esperanza...
Un día dejé de escribirle al mundo para escribirte a tí.
Te escribo en mi mente. Te escribo cada minuto que pasa, cada minuto que no paso contigo, cada minuto que no pasas conmigo. Te escribo a diario y no lo lees. Dejo que se esfume, dejo que parezca que he dejado de escribir. Escribo y borro, escribo y olvido. Te escribo tanto que cuando quiero escribirle al mundo ya no me queda nada que decir. Un día dejé de escribirle al mundo para escribirte a ti.
Qué importante es el equilibrio, la serenidad. Pensar con el filtro de la sensatez. Suavizar las curvas, calmar la calma. Ver lo bueno. Confiar...
Qué importante es controlar la importancia. Dosificar las emociones. Parar y sentir justamente. Ordenar los caudales que llegan sin saber dónde ni por qué.
E inmediatamente después, todo vuelve a su sitio.
Llegó.
Ha vuelto.
Aquí está: el miedo.
El desequilibrio, la impaciencia, la incertidumbre.
El freno en las agujas del reloj.
La mente en blanco teñida con mil pensamientos.
El valor. La sonrisa fingida.
Y la balanza. La sentencia. La razón a la razón.