viernes, 30 de mayo de 2014

Límites de velocidad.

Te sinceras contigo misma, admites lo que sientes, quitas el freno. El sentimiento que te recorre el cuerpo es precioso, especial... Pero a la vez aterrador. ¿Qué va a pasar si tropezamos? A esta velocidad el desastre puede ser demasiado grande como para no salir herida de por vida.

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